ESPERANDO A GODOT EN SALA RUSSAFA, VALENCIA.
Del 21 al 24 de noviembre podrá verse en Sala Russafa ESPERANDO A GODOT, con cuatro únicas funciones dentro del festival itinerante Rayuela’24 organizado por la Asociación EnCompañías, que reúne a muchas de las más veteranas de España. La Sala Russafa una de las decanas del teatro valenciano abre sus puertas a la obra cumbre del teatro del absurdo con un montaje que está cosechando una excelente acogida: «La versión de Atalaya es pura delicia» dice la crítica y el público que queda abducido por la poesía y la calidad de los intérpretes de Atalaya.
ESTA SEMANA EN SALA RUSSAFA: CONCLUYE EL FESTIVAL ITINERANTE RAYUELA’24, QUE POR PRIMERA VEZ HA VISITADO VALENCIA
El referente de la escena nacional Atalaya estrena en la Comunitat Valenciana su particular versión de un icono del teatro del siglo XX, Esperando a Godot. Reconocida con tres ‘Premios Escenarios de Sevilla’ 2024 en las categorías de interpretación, dirección y adaptación, el espectáculo se suma a trayectoria de Atalaya, Premio Nacional de Teatro 2008, con casi un centenar de galardones y giras en cerca de 600 ciudades mundiales. El festival itinerante Rayuela’24 ofrece en Sala Russafa el estreno en la CV del montaje de Esperando a Godot firmado por esta formación andaluza, que supera las cuatro décadas de una trayectoria dedicada a la experimentación e investigación escénica. Serán cuatro únicas funciones del 21 al 24 de noviembre.
El ritmo vivo de la puesta la escena y la humanidad de las interpretaciones dan alas al texto de esta pieza, marcada por las reflexiones sobre el sentido de la existencia. Atalaya logra una lectura propia y diferente del clásico de Samuel Becket, que sigue totalmente vigente, desde la pregunta de qué espera la sociedad para cambiar (y salvar) el mundo.
El codirector de la obra, Ricardo Iniesta, avisa de que este acercamiento no tiene nada que ver con la mayoría de las puestas en escena de este icono de la vanguardia escénica del siglo XX escrito por Samuel Becket. También advierte de que el espectador no va a encontrar los elementos más característicos de la compañía andaluza: las coreografías de movimiento, los coros o las grandes escenografías. “Y, sin embargo, milagrosamente, se mantiene el espíritu de Atalaya”, admite Iniesta, quien se convenció de atreverse con este libreto después de ver una grabación de la obra dirigida por el propio autor con motivo de su estreno, en 1953.
“Era un texto maravilloso, pero no me habían enganchado sus puestas en escena. Entonces me di cuenta de que otro Esperando a Godot era posible” explica el codirector de la pieza, seducido por el hiperrealismo y la poética que encierra el teatro del absurdo “cuando se aleja de lo gratuito, cuando se contextualiza y no trata de estar constantemente retando al espectador”. Un proyecto que abordó en compañía de Sario Téllez, con quien también ha trabajado como actriz y ayudante de dirección en anteriores ocasiones, dentro de la formación andaluza.
“Los dos tenemos muy interiorizado el lenguaje de Atalaya, pero cada uno le damos nuestro toque personal. Nos hemos ido alternando en el liderazgo a la hora de montar las escenas. Y ella ha aportado una energía femenina a la dirección que es maravillosa y que guarda algunas sorpresas para los espectadores”, adelanta Iniesta.
UNA TRAGICOMEDIA AVALADA POR LOS ‘PREMIOS ESCENARIOS DE SEVILLA’ 2024 EN LAS CATEGORÍAS DE INTERPRETACIÓN, DIRECCIÓN Y ADAPTACIÓN.
El montaje que acoge esta semana Sala Russafa supone la segunda visita de la compañía a su escenario, que ya visitó en 2014 con La Celestina. En él, la audiencia va a encontrar a los personajes míticos, Vladimir y Estragón, encarnados con un punto de ingenuidad, de humanidad y ternura que engancha. “A lo largo de la representación hay un ritmo vivo y un montón de anzuelos que van pescando al público para llevarle consigo a través del mar de palabras que puede parecer el texto”, comenta el codirector de la pieza.
Unos diálogos plagados de reflexiones que apuntan a la esencia del ser humano y que se van hilando mientras los intérpretes realizan acciones ágiles y sencillas, que dan dinamismo a las escenas. Para Iniesta, la modernidad de Becket en su momento no le impidió escribir un clásico, en el sentido de que esta obra sigue siendo vigente hoy día, que puede serlo en cualquier momento, espacio y lugar porque plantea cuestiones universales.
“La lectura que hemos hecho desde Atalaya es colectivista. En vez de verla como una reflexión sobre el sentido de la vida en general o de la existencia del individuo, nos la hemos planteado como un reflejo de la inacción social. ¿A qué estamos esperando para evitar que el Planeta se vaya al traste? ¿Por qué esperamos que llegue algo o alguien para salvarlo y, de paso, salvarnos?”, se pregunta Iniesta.
Con el estreno en la Comunitat Valenciana de esta propuesta, concluye la cuarta edición del festival itinerante Rayuela, ofreciendo a los espectadores de Sala Russafa la oportunidad de disfrutar de la particular apuesta estética, de la contrastada calidad escénica y de la personal visión que Atalaya realiza sobre una pieza icónica en la historia del teatro.