Introducción
El 1 de abril de 2016 vio la luz una nueva versión de Así que pasen cinco años de Federico García Lorca, alcanzando el número uno del «ranking» de la crítica madrileña el pasado mes de mayo. Este título supone una vuelta a los orígenes de Atalaya, que en 1986 entró de lleno en el panorama teatral español recorriendo con magníficas críticas más de 30 provincias españolas, con su primera puesta en escena de la obra.
30 años después, el equipo de actores al completo de Así que pasen cinco años de Atalaya ha estrenado en el Teatro Valle-Inclán, en coproducción con el Centro Dramático Nacional, una nueva versión.
Así que pasen cinco años fue escrito por Lorca justamente cinco años antes de su muerte, lo que resulta de una tremenda inquietud. Ian Gibson, que asistió al estreno de este montaje, señala esta obra, junto con El Público, como el teatro que Federico querría hoy ver más en escena. Su carácter premonitorio y mágico, se unen a la belleza de sus textos, muy difícil de encontrar en ninguna otra obra teatral del siglo XX.
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Así que pasen cinco años resulta de una tremenda modernidad. Su tema principal es el Tiempo; de hecho, Lorca la subtituló La leyenda del Tiempo, título que posteriormente Camarón de la Isla elegiría para su más conocido LP al utilizar la letra de uno de los poemas incluido en la citada obra. El lenguaje que prima es el onírico, aunque también subyace un elemento inquietante que le imprime elementos propios del teatro de la crueldad, especialmente en el tercer acto, cuando los personajes amenazantes se ciernen sobre los protagonistas.
El Centro Dramático Nacional y Atalaya han rendido homenaje a Lorca con su teatro más moderno. Durante las siete semanas que ha estado en cartel en el Teatro Valle-Inclán de Madrid el público ha podido corroborar la emoción y el poder hipnótico que produce el espectáculo, único en la literatura universal del siglo XX. La crítica lo ha elevado al número uno del “ranking” y quienes habían presenciado las anteriores versiones de este texto han remarcado la fuerza visual y la capacidad de emoción de los actores en esta puesta en escena.
Así que pasen cinco años resulta una de las obras con más magia y calidad poética-onírica del teatro universal. Fue «premonitoria», ya que Lorca terminó de escribirla el 19 de agosto de 1931 y fue fusilado exactamente un lustro después.
Se encuentran más premoniciones en el texto: un personaje anunciaba que en cinco años se abriría un “pozo” en el que caeríamos todos… y cinco años después estalló la Guerra Civil que supuso un “pozo” para nuestro país, y literalmente para muchos españoles.
“Cuando Lorca finaliza «Así que pasen cinco años» no podía imaginar que las premoniciones que aparecen en la obra se harían trágica realidad para él y para todo el país… “Cinco años… día por día” desde que firma el manuscrito sería asesinado en su propia tierra… En 1936 se abrió “un pozo donde cayeron todos”… unos literalmente y otros en sentido metafórico. Ochenta años después siguen algunos miles esperando que se les saque de aquellos “pozos”… por más que otros piensen como el Viejo de la obra que “la sangre se seca y lo pasado pasado”. En todo caso en la obra el único personaje real es el Joven; el resto resultan proyecciones suyas o diferentes encarnaciones de la “muerte”, en diferentes claves… siempre inquietantes.
La leyenda del tiempo, como la subtitulara Lorca, tiene una profunda influencia del surrealismo, así como de la experiencia vivida por su autor en Nueva York, que se plasmaría en sus poemas y El público. Ante la frialdad de la recepción de ambas por parte de sus más allegados solía decir que eran obras del ‘teatro imposible’ para su tiempo… que se valorarían cuando pasaran cinco décadas. Justamente en el 86, cuando se cumplían 50 años de su asesinato, Atalaya estrenó la primera versión, que suponía también el primer montaje de teatro de texto para nosotros y que nos daría a conocer por todo el país. Volver a él ha sido como regresar al paisaje de la niñez, tras realizar un largo viaje en el que hemos recorrido muchos otros de la mano de grandes autores.”
Ricardo Iniesta
Equipo Artístico
Carmen Gallardo
Criada
Elena Amada Aliaga
Novia / Niño muerto / Otras máscaras
José Ángel Moreno
Amigo II / Arlequín 2 / Jugador de cartas
Manuel Asensio
Viejo / Otras máscaras / Jugador de cartas
María Sanz
Mecanógrafa / Gata muerta / Otras máscaras
Raúl Sirio Iniesta
Joven
Raúl Vera
Amigo I / Jugador de rugby / Payaso / Jugador de cartas
Silvia Garzón
Maniquí / Muchacha
Equipo
- Espacio escénico: Ricardo Iniesta
- Vestuario: Carmen Giles
- Iluminación: Miguel Ángel Camacho
- Música: Luis Navarro
- Coreografía: Juana Casado
- Dirección y seguimiento coral: Esperanza Abad y Marga Reyes
- Maquillaje, peluquería y estilismo: Manolo Cortés
- Ayudante de dirección: Sario Téllez
- Contabilidad: Rocío de los Reyes
- Distribución: Victoria Villalta
- Diseño cartel: Isidro Ferrer
- Fotos: Félix Vázquez
Realizaciones
- Escenografía: Pepe Távora
- Utilería y atrezo: Sergio Bellido
Producción
- Centro Dramático Nacional y Atalaya TNT