Introducción
La venta de los gatos de Gustavo Adolfo Bécquer
«En Sevilla, y en mitad del camino que se dirige al convento de San Jerónimo desde la puerta de la Macarena, hay, entre otros ventorrillos célebres, uno que, por el lugar en que está colocado y las circunstancias especiales que en él concurren, puede decirse que era, si ya no lo es, el más característico de todos los ventorrillos andaluces».
Así comienza una de las leyendas becquerianas que evoca un tiempo de cambios importantes en Sevilla que van a alterar profundamente la vida de unos sencillos seres que viven a las afueras de la gran ciudad. En la cual se incorpora como un personaje más el propio Gustavo Adolfo.
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Y como elemento troncal la figura de Amparo, muchacha criada por los venteros y posteriormente reclamada por su padre biológico lo que desencadenará el drama.
La estética elegida en este proyecto es la del títere plano que incluye tanto a los personajes de nuestra historia como al propio decorado que se monta sobre dos mesas y con público muy cercano a la acción dramática.
La música popular andaluza en diversas variantes (sevillana, coplas, fandango, petenera) y la clásica romántica nos acompañarán durante la acción dramática.